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  las tonalidades  
   
     
  Por Antonio Armada (artesano de gaitas, Arteixo, A Coruña)  
     
  Como constructor considero que con tres “punteiros” (gralls) tenemos suficiente para experimentar en el mundo de las tonalidades (Re, Do y Sib). Dejando otras más graves o agudas para grandes profesionales debido a su dificultad de ejecución.  
     
   
   
 

Re: para tocar en exterior,  es muy penetrante, llega lejos y transmite alegría, lo que aquí llamamos grileira, (de grillo, como en Asturias). Además está en tonalidad mayor (cosa que no ocurre con Do#).

Es una tonalidad perfecta para practicar temas acompañando a programas de ordenador como Encore por que muchas partituras están escritas en Re, bastando con indicar al programa que comience a reproducir sin necesidad de trasponer la partitura (subirla o bajarla de tonalidad para que coincida con la tónica de nuestro punteiro)

 
     
  Do: es todo uso, se puede tocar en interior y exterior, es la más extendida de entre la mayoría de gaitas y cornamusas, suena bien con muchos instrumentos que dan sol en vacío (como zanfoñas y otros de cuerda) por ser la quinta justa y es la de ejecución más natural en cuanto a posición de dedos (como media, dependiendo de las manos de cada persona), se les denomina "redondas".  
     
 

Sib: de tonalidad grave (tumbal) para eventos que requieran mayor prestancia, para acompañar corales, funerales, etc... al ser de frecuencias bajas consigue transmitir otras vibraciones por potencia y naturaleza del sonido que las de tonalidad aguda no consiguen.

La tonalidad del Sib es agradable al oído por que se aproxima mucho a la escala de cante natural de personas de edad media-joven, tendiendo a  La a medida que se envejece.  El prestigioso coro histórico coruñés (fundado en 1916) "Cantigas da  terra", al cual tengo el gran orgullo de pertenecer, utiliza gaitas en  Sib en sus representaciones. Esto exige a sus integrantes un mayor esfuerzo a la hora de alcanzar las notas altas de la escala si se compara con tonalidades inferiores.

 
     
  Do#: está a medio camino entre Do y Re y como el oído intenta casarla entre esas notas exige un esfuerzo extra al sistema auditivo resultando cuando menos chocante. Mi gusto personal en aproximación al Do# es el Re, por ser agradecida de tocar y para fiestas populares resulta ideal por brillante y alegre. La ventaja de esta tonalidad (Re) es que en bastantes casos partiendo de una gaita en Do no es necesario modificar roncos, haciendo pallones especiales o desmontado la "segunda" de ronco se alcanza la afinación de los bordones (al menos de los graves) sin mucha dificultad. Menor dificultad entraña la afinación si se parte de una gaita en Do# para llegar a Re por estar más próxima a esta última. En algunas regiones como Mallorca está muy extendida esta afinación (Do#) y bastantes Xeremiers reconocen la dificultad que entraña tocar acompañando a otros instrumentos. A la hora de ejecutarla no hay que realizar esfuerzo extra respecto de otras tonalidades, las posiciones en los dedos son las mismas, lo que varía son las notas de efecto.  
     
 

Las tonalidades más bajas: (Fa, Sol)

Las tonalidades graves son menos estridentes al oído y debido a su frecuencia más baja son de afinación menos crítica en teoría, pero en la práctica no es tan sencillo por que no hay una fuente de aire constante y las "palletas" en Sib, Sol, Fa, etc... son más largas y -por ende- más anchas, por lo cual requieren más aire y un poco más de presión. Por eso el tempero podría ser un poco más crítico, cosa que se compensa con el fenómeno  descrito anteriormente de afinación menos exigente. Cosa contraria ocurre con los "punteiros" (grall) en notas agudas (Mi alto, p.e.) que son muy fáciles de tocar ya que requieren una pequeña cantidad de aire, pero al ser el oído humano más sensible a estas frecuencias nos resultan más estridentes aun siendo sus potencias inferiores. La explicación física de este fenómeno se detalla más adelante.

 
     
  Muchos artesanos opinamos que para las tonalidades graves no deberían utilizarse maderas muy tímbricas como el granadillo (Dalbergia Melanoxylon) ya que reproduce con facilidad además de la nota fundamental los armónicos superiores y se entreoyen sonidos agudos que desvirtúan a entender de muchos el sonido noble y evocador de este instrumento, añade timbre pero eso no tiene por que ser necesariamente bueno. Incluso algunos viejos artesanos como José Seivane (fundador del taller tan renombrado) asegura que a él le gusta incluso más el “Buxo” (Boj, Buxus) o el Cocobolo (Dalbergia Retussa) que el granadillo, comparto absolutamente esa opinión y añado que otras tan comunes como el Olivo (Olea Europea) son apropiadas para esas tonalidades.  
     
 

Existe un problema añadido a la hora de la ejecución y reside en el gran tamaño de los punteiros, que en el caso de Sol o Fa se hacen inaccesibles para algunos gaiteros por su gran longitud, obligando a posiciones antinaturales de los dedos.

La ventaja de un punteiro de Sol reside en que puede tocar directamente (afinando) con gaitas en Do por ser la 5ª justa, resultado un acorde muy pleno y  de buen empaste.

 
     
 

¿Existen tonalidades más “agradables” al oído que otras?

Efectivamente, algunas tonalidades (como el Do#) las apreciamos como un poco antinaturales, notamos que algo “no va”, que no resulta demasiado agradable y al partir de esa nota en referencia para el resto (tónica), en digitación mayor -sin alteraciones- el punteiro (grall) emite bemoles y/o sostenidos, resultando algo extraño para el oído. ¿Por qué sucede esto? Pues entre otras cosas por que el oído humano es bastante "tonto" y por salud mental se amolda a las referencias, a las costumbres, y la base apreciativa es actualmente la escala temperada pura de la cual las notas mayores son las que se corresponden con las teclas blancas en el teclado de un piano y las menores con las negras. Los temas en tonalidad menor son agradables de componer y de escuchar pero al existir diferencias de medio tono se aprecian mejor las imperfecciones. Y si la tonalidad es aguda como es Do#  peor que si es grave. En la escala temperada moderna existe una diferencia de un tono entre dos notas consecutivas mayores a excepción del salto Mi-Fa y Si-Do (cambio de octava). Ahora intentemos acordarnos de una canción que tengamos grabada en la cabeza como una nana, algún tema sonoro de los primeros que nos impactaron, una canción infantil... comprobaremos que podemos tocarla utilizando sólo las teclas blancas pero si intentamos trasponerla en medio tono (hacia arriba o hacia abajo) precisaremos blancas y negras resultando más difícil su ejecución. Probad con la canción Alouette conocida de todos y apreciareis el fenómeno fácilmente.

 
     
 

¿Por qué motivo la potencia es distinta según varía la tonalidad?

Dos gaitas de idéntica potencia , una en Do y otra en Si bemol producen unas ondas sonoras en nota base a 523.25 Hz la de Do y 466.16 Hz la de Sib (en afinación temperada, cambiando Sib a 470.92 si fuese en entonación natural).

Nuestro oido percibe las frecuencias con distinta intensidad,  percibe mejor unas frecuencias que otras, esta corrección se denomina dBA.

Lo que mejor percibe el oido humano son las frecuencias de 1 a 4 KHz (frecuencias de rango de la voz humana). Por lo tanto a la frecuencia de DO habría que restarle 3 decibelios y a Si bemol 5 decibelios (la intensidad de una señal se dobla o cae a la mitad cada vez que sumamos o restamos 3 decibelios).

Por lo cual, a igual potencia, percibimos con mayor nivel una nota en DO que otra en Si bemol. Pero en la gaita existe una cuestión física particular ya que las de tonalidades más bajas necesitan “palletas” más grandes (largas y de labios más anchos) para conseguir alcanzar la nota de afinación y ello conlleva necesariamente a que circule una cantidad de aire considerablemente mayor y ese caudal se traduzca en un aumento de potencia proporcional.

Todos los gaiteros somos conscientes de que al separar los labios de la “palleta” aumenta la potencia sonora de   nuestro “punteiro” (grall) y esto es el resultado de una mayor vibración de las láminas consecuencia directa del mayor caudal de aire (ojo para advenedizos que si bien esto es verdad, también lo es el hecho de que varía la afinación, si se quiere probar este fenómeno hágase en un “punteiro” de prueba y no en una gaita ajustada.

Otra particularidad de las gaitas es que al igual que la “palleta” aumenta de tamaño a medida que baja la frecuencia, también aumenta el tamaño del “punteiro”. Todos sabemos que el perfil interior de este elemento es cónico progresivo y por ello va aumentando su diámetro a medida que nos alejamos del punto de inicio (palleta). Por tal motivo y partiendo de un agujero inicial idéntico, si la longitud de un “punteiro” en Sib es mayor que otro en Do, lógicamente su diámetro final será igualmente superior,  facilitando una mejor salida al sonido. Hecho que se acentúa ya que el diámetro de comienzo de los punteiros graves es mayor que los agudos. Esta simple particularidad incide en la potencia sonora del instrumento por existir un mejor acoplamiento, mayor facilidad en transmitir el sonido al medio.

 
     
 

¿Cuántos más bordones (roncos) más suena una gaita?

Si. El sonido del punteiro se amplifica por batido (suma, mezcla) con el sonido del roncón y/o ronquetas o cualesquiera otros elementos sonoros (chillones, otros roncos).

Al sonido de puntero (523.25 Hz en una gaita de Do) se le añade el del ronco (132Hz) y el de la ronqueta (261,62 Hz), al estar estas frecuencias en resonancia de interferencia aditiva en relacion de números sencillos (1/2 y ¼, para ronco y ronqueta respectivamente) incide en que el número de decibelios  se incremente a través de una suma logarítmica:  Pt (dB)= 10 log (Pes1 /10 + Pes2/10 + ...)

El roncón y el punteiro no tienen la misma potencia sonora, dependiendo del constructor puede variar entre 5 ó 6 dB. Al tratarse de una suma logarítmica podemos determinar que cada bordón incrementa entre 1 y 1'5 dB la intensidad de una gaita.

Anteriormente decíamos que para subir el volumen al doble necesitábamos 3dB, con tres roncones podríamos conseguir que la gaita sonara el doble (o un poco más). Dos bordones incrementan la potencia 2/3 y un  ronco 1/3. Hay que destacar que no todas las notas de la gaita suenan con la misma intensidad ya que lo hacen con mayor nivel los armónicos, aquellas notas cuyas frecuencias afinan con la nota base que son (además de la misma nota) la 3ª, 5ª y 8ª justas. Mi, Sol y Do para una gaita en Do. Estas notas al ser armónicos coinciden en su fase y se suman a la fundamental incrementando la potencia al ser ejecutadas.

El fenómeno descrito que corresponde a la suma de elementos sonoros puede aplicarse a la suma de gaitas y por ello determinamos que dos gaitas suenan casi el doble que una, pero 4 sólo suenan el triple y 8 tan sólo 4 veces. Una banda de 10 gaitas sonaría casi igual de potente que otra de 13 ó 14, necesitaríamos casi 22 para percibir un sonido el doble de potente.

 
     
 

Confío con este pequeño trabajo haber contribuido en algo a resolver alguna duda o a sembrar la semilla que haga brotar otras nuevas que inciten a investigar en un mundo tan especial como apasionante como es el de las gaitas, xeremías y demás aerófonos.  

Alguien decía que la gaita es el único instrumento capaz de sobrevivir al músico, siendo el instrumento quien realmente exhalara su último suspiro en forma de nota musical si le sobreviniera la muerte durante la ejecución de una pieza. De lo que se puede extraer una simple conclusión:

Es más hermoso morir exhalando un Si bemol tardío que un ¡ay! repentino.

 
   
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